Diseños vanguardistas, materiales mixtos y propuestas conceptuales: la joyería colombiana está en su mejor momento.
La palabra ‘joya’ todavía es señal de exclusividad, de estatus. Y eso es, claro, porque su definición remite a las piedras preciosas, cuyos precios suelen ir más allá de un poder adquisitivo promedio. Diamantes, esmeraldas, oro, plata… Todas aluden, como mínimo, a la prosperidad. Sin embargo, hay buenas nuevas: el diseño vive de cuestionar los términos, y hoy, Colombia está aportando a dar un vuelco.
Están borrando, por ejemplo, las dicotomías. Desde hace unos 20 años hasta el presente, explica Pilar Luna, periodista y empresaria experta en moda, las nociones más clasistas de los accesorios (la ecuación joyería = ‘exclusivo’, y bisutería = ‘popular’, por ejemplo) se han estado mezclando. “Y hoy no necesariamente hay que usar materiales de lujo para hacer joyería de alta gama”, explica.
Independientemente de la clasificación (aunque sí importa) cabe notar que los accesorios pasan por una buena temporada. El Instituto para la Exportación y la Moda (Inexmoda) -que agrupa la mayor cantidad de cifras a nivel nacional del Sistema Moda, incluyendo textil, confección y diseño- estableció que en Bogotá, Barranquilla, Medellín y Cali la industria de los accesorios ha crecido entre el 5 y el 16 por ciento con respecto al año pasado: 11 puntos históricos. En el panorama, en el primer trimestre del 2017, la industria de los accesorios creció un 7 por ciento más con respecto al mismo periodo del 2016.
Estos números generan un panorama interesante si se tiene en cuenta que, de acuerdo con un informe de la consultora internacional McKinsey, las ventas globales anuales solo de joyería crecerán entre el 5 y el 6 por ciento cada año ¡hasta el 2020! Incremento que McKinsey interpreta como una muestra del “apetito voraz de los consumidores de joyas”.
En nuestro país las expectativas también son altas, teniendo en cuenta que este es un ‘horno’ de joyeros. “Además, cada vez surgen más marcas independientes en vez de marcas grandes (como Cartier)”, explica Ana Lucía ‘Chía’ Jaramillo, orientadora de marca de diseñadores. Según la experiencia de Jaramillo, en el país es más barato establecer empresas pequeñas en las que la mano de obra no será tan costosa como en producciones de empresas grandes y franquicias alineadas al fast-fashion. Sí: por eso en el mundo la joyería semilujosa (que no está hecha exclusivamente con materiales preciosos) también ha caído en la tendencia de producir y vender sin cesar, como las líneas de accesorios de marcas como Zara o H&M, según un reporte de este año de la consultora Business Wire. Cayeron, en otras palabras, en el fast fashion.
Como esa capacidad de producción no siempre es posible en Colombia, “esta realidad también ayuda a los joyeros independientes a saber cuál es su capacidad de producción sin perder sus nortes. Pueden tener el control de sus propuestas sin perderse en las tendencias”, continúa Jaramillo. Así las cosas, son pocas las entidades que reúnen estadísticas de venta y proyección de joyeros independientes: aquellos diseñadores dedicados a tratar y pulir los materiales hasta convertirlas, artesanalmente, en piezas únicas y, a veces, irremplazables.
Mientras tanto, a nivel mundial, resulta que aunque la industria de la ropa es 10 veces más grande que la de la joyería, esta crea, según mediciones anuales de McKinsey, 20 veces más empresas y colaboraciones con otros mercados.
En ese marco, la tendencia de compra se inclina cada vez más a productos en los que estén plasmados la habilidad y la técnica del diseñador. Técnicas que, al estar tan presentes en Colombia, están posicionando a joyeros nacionales en las altas esferas de la industria de los accesorios en el mundo. “Hoy, en Colombia se le da más valor a lo artesanal que hace dos décadas; se utilizan cada vez más técnicas de recubrimientos y de escultura. Estos trabajos llevan a que se hagan piezas únicas”, explica Jaramillo.
Quizás no en vano uno de los motores de éxito de la joyería será la diferenciación de las marcas, como informó Business Wire en su más reciente reporte sobre la industria global de la joyería, proyectada hasta el 2021. Y, para ganar más competitividad, los manufacturadores globales de joyería también “se la pillaron”: están enfocándose en el producto y en la innovación de los procesos. Mientras tanto, les presentamos un ejemplo de este boom colombiano que están posicionando al país como una tierra de joyería moderna.
Tomado de: https://www.ccb.org.co/Clusters/Cluster-de-Joyeria-y-Bisuteria/Noticias/2017/Junio-2017/El-furor-de-las-joyas-colombianas